lunes, 31 de enero de 2011

Rajoy, presidente. YA.

Rajoy debe ganar las elecciones generales y debe hacerlo ya. ¿A qué está esperando España para salir a la calle y exigir a Zapatero que disuelva el Parlamento y deje de una vez por todas que Mariano Rajoy pueda cumplir -desde la tumbona de La Moncloa- los designios que la Naturaleza y la Historia le han reservado?

En una entrevista concedida al diario El Mundo, Rajoy asegura que en dos años él arreglará la economía. ¿Cómo va a hacerlo?

Al fin nos lo revela: propone cerrar o privatizar 4.000 empresas públicas y echar a la calle a asesores y personal de confianza en todas las administraciones. No dice nada sobre el futuro de los trabajadores de esas 4.000 empresas, pero queda muy popular y es aplaudido por una inmensa mayoría, llega a las entrañas de la gente (a las vísceras, no al cerebro) que odia a los empleados públicos y no digamos a los asesores en general y a los de confianza en particular. Que tiemble el personal que no es de confianza.

Por cierto: ¿Por qué el gobierno de la Comunidad de Madrid es uno de los que cuenta con mayor número de cargos de confianza del país?

También habla de revisar el sueldo de los políticos. Se sube al populista carro de la indignación ciudadana por la reforma de las pensiones, por la reforma laboral... Y, naturalmente, los suyos -de profesión políticos- le aplauden. Como la inmensa mayoría de los españoles.

Hace unos días dijo algo acerca de que España necesita emprendedores, gente con iniciativa, con ideas, con afán de superación, que asuman riesgos... Lo dijo Rajoy, registrador de la propiedad por oposición (empleado público o funcionario hasta que se metió en política con dedicación plena, persona de confianza de los principales líderes del PP, uno de los cuales le señaló con el dedo para que le sucediera).

Rajoy desprecia a los políticos porque así recibe el apoyo y el aplauso de la inmensa mayoría de los españoles. Mariano Rajoy: diputado regional con 26 años; director general de la Xunta con 27 años; concejal de Pontevedra, con 28 años; presidente de la Diputación de Pontevedra con 31 años; diputado nacional y vicepresidente de la Xunta con 31 años; ministro de Administraciones Públicas con 41 años; ministro de Educación con 44 años; ministro de Presidencia, con 45; ministro del Interior, con 46 años; y vicepresidente primero del Gobierno con 46 años.

En el fondo, yo aprecio mucho a Rajoy porque nos da mucho juego a los blogueros de tres al cuarto como yo. Si Rajoy nos ilumina ahora... ¿Qué no hará esta bombillita cuando tenga el interruptor?

viernes, 28 de enero de 2011

Lo que nunca hicimos los no fumadores.

¡Cuidado, locales insumisos!: Lo que nunca hicimos los no fumadores, estamos dispuestos a hacerlo como se incumpla la ley.

martes, 25 de enero de 2011

¿Hay políticos con principios?

Se viene hablando mucho en las últimas semanas sobre las pensiones de los diputados y senadores, sobre los expresidentes metidos a consejeros de grandes empresas energéticas y sobre la casta política en general.

Obsérvese que siempre habíamos dicho la clase política, pero desde hace algún tiempo -sobre todo desde los medios de la extrema derecha- se utiliza abundantemente la palabra casta en su sentido más peyorativo.

Denigrando a todos los políticos sin distinción logramos que la gente, la masa que se mueve a golpe de indignaciones sucesivas provocadas por intereses espurios, se vaya apartando de la política (actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo) que es apartarse de la democracia.

La consigna es: Todos los políticos son iguales; no debemos creer en la política.

Jordi Évole, El Follonero, en su programa sobre la crisis de la izquierda, entrevistó el domingo pasado a Julio Anguita.

Leo en el blog de Lucas Leon Simon:

Cuando José María Aznar y Felipe González nos dictan al común de los ciudadanos una lección de indecoro e insolidaridad, cuando nos enteramos que María Dolores de Cospedal gana al año 241.000 € con el cobro de tres sueldos públicos, cuando sabemos que el presidente de la Diputación de Castellón no tiene mas remedio que declarar un patrimonio de 3,9 millones de euros cuando hace cinco años no declaraba ninguno, nos enteramos que, de manera totalmente accidental, se ha sabido que hace siete años, Julio Anguita renunció por escrito a la paga de pensión máxima vitalicia a la que tenía derecho como ex parlamentario, argumentando que "con la pensión que le correspondía como maestro tenía bastante".
Podremos estar más o menos de acuerdo con las opiniones de Anguita, o con sus actuaciones cuando ejerció la política. Pero también se puede coincidir en que hay distintas formas de entender el compromiso ético que se adquiere cuando uno acepta un cargo público... Y cuando lo abandona. Y, en eso, poco hay que reprocharle a Julio Anguita.


domingo, 23 de enero de 2011

"Lo hicimos bien en el 96 y lo podemos hacer igual". Sin embargo...

A propósito de la afirmación de Rajoy en Sevilla en el sentido de que "lo hicimos bien en el 96 y lo podemos hacer igual", Arturo González en su blog Puntadas sin hilo hace un breve listado de las diferencias entre aquella crisis y la actual.

  1. La crisis del 96, único argumento que aportan, no fue una crisis internacional; fue una minicrisis, una crisisita nacional.
  2. Aún no estaban globalizadas las interdependencias.
  3. La solventaron por lo fácil, privatizando todo lo gordo privatizable, para llenar arcas.
  4. Había ayudas importantísimas de la Comunidad europea, que ya no hay. Es más: España es donante.
  5. Especialísimamente, y origen verdadero de la particular crisis española: solucionaron temporalmente el paro con una temeraria y garrafal política antieconómica al propulsar a máximos y como gran y única medida la construcción inmobiliaria, hasta que inevitablemente reventó la farsa o burbuja, dejando a todo este sector e industrias complementarias en el desempleo y la ruina.
  6. Dejaron un gran pufo eléctrico, hipotecando y difiriendo el coste real de la luz, que ahora hay que pagar.
  7. Ésta es una crisis de los bancos. Vivimos bajo su dictadura. ¿Va a conseguir Rajoy que cesen en su codicia?
  8. Todo ejemplo es inexacto.
  9. Y, sobre todo, ya no basta decir podemos arreglarlo. Hay que explicar cómo.




A la ansiosa espera de que el líder del PP (o en su defecto Mariano Rajoy) nos explique exactamente cómo nos va a sacar de la crisis, podemos poner una sonrisa pensando algunas posibilidades para mejorar nuestra situación individual.

viernes, 21 de enero de 2011

Guerra sin cuartel ni matices.
Esta semana: "Las lenguas de España".

Llevamos ya muchos años (¿siglos?) que en España vamos de polémica en polémica, algunas necesarias, otras -la mayoría- absolutamente supérfluas, pero todas defendidas o atacadas como si nos fuera la vida (o algo más) en ello.

Con el mismo encono polemizamos sobre la cadena perpetua que sobre el tabaco, sobre el aborto que sobre el uso de las lenguas en el Senado. Unos acusan de estar en una constante cortina de humo que pretende ocultar la crisis. Los de enfrente justifican todo aduciendo, con razón, que un gran problema no debe impedir que se afronten problemas menores.

Y así como se sacan conclusiones poco meditadas con rapidez y pasión, las arrojamos al olvido inmediato con la misma rapidez pero con total indiferencia. Y a otra cosa.

Bombardeados por esta guerra mediática sin cuartel ni matices (blanco o negro, cara o cruz, izquierda o derecha, para todo), nos hemos convertido en marionetas incapaces de movernos por nuestros propios medios, de cortar los hilos, sentarnos con tranquilidad para pensar con un poco de sentido crítico. Y de sentido común.

Caducada prematuramente la polémica del tabaco (hasta la misma polémica apesta), la de esta semana es el uso de las lenguas de España en el Senado. Mi desconcertada opinión al respecto la escribo en un comentario del blog de Isabel y que resumiría en que el Senado no está en Madrid, sino en España. Y que cada cual saque sus conclusiones.

Pero, con toda mi ignorancia, yo me he puesto a pensar en lo que -dicen- nos duele: los euros. Dicen que el sistema de traducción simultánea de las lenguas de España cuesta 12.000€ por sesión. Y nos indignamos, claro, porque al parecer el sistema cuesta la friolera de 350.000€. En España se celebran cada año cientos de congresos internacionales que -todos ellos- precisan del servicio de intérpretes. Dudo que paguen esos precios desorbitados.

Y aún así, digo yo que, una vez realizada esta primera inversión, el mantenimiento no puede alcanzar una cifra preocupante. 350.000€ es probablemente la cantidad media de déficit que acumulan (¿semanalmente?) las televisiones autonómicas.

Pero dicen que cada sesión cuesta 12.000€. ¿En qué? ¿A dónde van? Dos intérpretes por cada una de las cuatro lenguas (tendrán que turnarse) sale a 1.500€ por intérprete y sesión. ¡Casi como un controlador aéreo! O son cifras falsas que nadie refuta o es una soberana estafa de la que nadie quiere dar explicaciones.

Pero les da igual nuestra resignación indignación. Dentro de una semana nos sacaremos los ojos y la lengua por cualquier otro tema... Y hasta la siguiente.

martes, 18 de enero de 2011

Como niños malcriados.

Los españoles nunca hemos llegado a interiorizar el concepto de libertad. Tal vez porque nos fue negada secularmente, cuando por fin la conocimos la confundimos con el "hacer lo que me da la gana", y con esa prepotencia y chulería tan nuestra, hemos ido creciendo y educando a nuestros hijos en los últimos treinta años. Y como la cultura, la educación o los buenos modales no son precisamente nuestro fuerte, lo expresamos con el contundente "lo que me sale de los cojones" o, desde hace poco tiempo, el paritario "lo que me sale del coño".

Y nos hemos convertido en una sociedad plagada de personas que exigen que se les trate como ciudadanos adultos pero se comportan como niños malcriados que ante la mínima contrariedad se enrabietan o se apresuran a culpar a otros para no afrontar sus propias responsabilidades.

"Que hagan las calles más anchas"
Hace unos días, en un programa de televisión, se nos mostraba el monumental atasco de tráfico (nervios, bocinazos...) que se ocasionaba diariamente a las puertas de un colegio porque a los coches aparcados en doble fila a ambos lados de la calzada se sumaban los vehículos que paraban en tercera o cuarta fila, de cualquier manera, para que los padres pudieran descargar a sus respectivos vástagos. La reportera le planta el micro a una señora que intentaba apear de su coche a los niños y a las mochilas de éstos.

- ¿No se da cuenta del atasco que está provocando?

La señora ni se inmuta ante la pregunta (formulada, por otra parte, con no muy buenos modales) y su respuesta me deja atónito. ¿Se disculpa? ¿Se sonroja? ¿Pone alguna excusa? Sin mirar ni pensar, responde lo que le sale del alma:

- Que hagan las calles más anchas.

Poco importa que a continuación se nos mostraran imágenes de calles adyacentes, zona azul, con numerosos sitios para aparcar correctamente. La señora creía tener derecho a hacer lo que estaba haciendo: ejercer su libertad de hacer lo que le daba la gana.

"Y si no, que regalen ceniceros"
Ahora han salido a la luz desvergonzados ciudadanos que, respetando la nueva ley del tabaco, salen a fumar a la calle y de manera ostentosa arrojan la colilla a la acera poniendo gesto de protesta reivindicativa. Que se jodan los no fumadores... que lo limpien los barrenderos. O, como llegué a oir en otro programa de televisión: "Que regalen ceniceros desechables". Sí, que los regalen.

Pero, en realidad, sólo demuestran que, además de niños malcriados, son unos guarros. Nada nuevo. No hace falta más que ver cómo están de colillas las paradas de los autobuses -ahora y siempre- y recordar que dentro de los bares la mayoría de los fumadores ya las tiraban al suelo.

En su pataleta retoman el sesentaiochesco eslógan "prohibido prohibir" trayéndolo a su aburguesado territorio. Y, como están malcriados, lo quieren todo o nada: "Y, si no, que prohiban la venta de tabaco". ¿En qué quedamos?

Me recuerdan a aquellos otros (o tal vez los mismos) que, después de ser multados y hebérseles retirado puntos por conducir con exceso de velocidad exigían que el gobierno prohibiese a los fabricantes sacar al mercado coches que pudieran circular a más velocidad de la permitida.

Exigimos libertad pero después somos incapaces de ejercerla con responsabilidad y, lo que es peor, sin capacidad para asumir las consecuencias. Y, cuando nos pillan, la culpa siempre es del maestro armero.

Tenemos probablemente las ciudades más sucias de Europa: bolsas, botellas, colillas, papeles, chicles ennegrecidos incrustados en las aceras... Y papeleras cada diez metros. La culpa es del ayuntamiento: que ponga más papeleras. O que regalen papeleras portátiles, también podría exigirse.

Que hagan las calles más anchas, pedía la honrada ciudadana madre de familia.


jueves, 13 de enero de 2011

Todo está bien... y apesta.

Expresidentes que, además de cobrar una pensión vitalicia de 80.000 € (más secretaria, despacho, coche y escolta) a cargo del erario público, pueden ser contratados como asesores de empresas de muy diversa índole: de comunicación, de energía, financieras... Dicen que son profesionales de primer nivel, con experiencia, prestigio y su consejo aporta valor al sector privado. Y su agenda de contactos probablemente tiene un valor incalculable.

Todo está de acuerdo con la ley, incluso si ahora asesoran a empresas que ellos mismos privatizaron durante su mandato. Tienen derecho a hacerlo, es legal, y lo hacen.

Entonces, ¿por qué apesta tanto?

José María Aznar, consejero de Endesa,
News Corporation (Grupo Murdoch), Doheny Global Group,
Global Adaptation Institute...
Felipe González, consejero de
Gas Natural-Fenosa


martes, 11 de enero de 2011

Ya no hacen historia.

Lo expresa perfectamente Maruja Torres en su blog:
Esos de las siglas, a los que me niego a publicitar, si dicen lo que dicen es porque saben que están acabados. Son lo que son, no pienso decir más. Irrelevantes. Ya no hacen historia. [...]
… si pudieran matar, matarían. Si ofrecen lo que ofrecen es porque así piensan conseguir escaños y a seguir viviendo del cuento. Con eso habrá que tragar algún día, pero por los momentos me gustaría más verles entregarse de uno en uno, con los brazos en alto. Y las armas, en el sueño. Luego ya iríamos viendo quién va a la cárcel y quién puede fichar en una fábrica (caso que las haya).
Viñeta de Peridis en El País (11-1-11)

jueves, 6 de enero de 2011

¿Deberían prohibir arrojar cerveza a la cara de los clientes de un bar?

Dos pilares fundamentales para una convivencia democrática son la educación y el sentido común. Tal vez por eso la historia de España ha sido tan convulsa. La educación se ha entendido siempre como adoctrinamiento, dándole más importancia a la instrucción que a la cortesía o a la urbanidad, aspectos éstos hoy tan devaluados o directamente menospreciados. En cuanto al sentido común, ni está ni se le espera.

Por desgracia, en muchas ocasiones los gobiernos se ven obligados a promulgar leyes que serían innecesarias si existiera sentido común y un mínimo de educación. Naturalmente, es mucho más fácil, rápido y económico promulgar leyes farragosas que a veces más que solucionar un problema pueden llegar a crear otro.

Pero echarle la culpa a un gobierno de nuestra individual falta de sentido común es echar balones fuera, excusas de mal pagador, algo a lo que en España estamos muy acostumbrados.

La situación podría ser ésta:

Un ciudadano -honrado, prudente y que paga sus impuestos religiosamente- le gusta ir al bar y charlar con sus amigos. Siempre pide dos cañas de cerveza: una se la bebe y la otra la tira sobre los que le rodean, incluidos los hijos de sus amigos. ¿Por qué lo hace? Él dice que tiene derecho: ha pagado la cerveza (y los impuestos que la gravan) y si a los demás les molesta que no vayan a los bares. Sus amigos le toleran una y otra vez... Se resignan a regresar a sus casas con la ropa apestando a alcohol.

Pensaríamos que este ciudadano, de no estar chiflado, no tiene ni educación ni sentido común. ¡Ah, perdón! Educación sí que tiene: "¿Os importa que os tire una cervecita por encima? Gracias."

Si este hecho lo repitieran más de la mitad de los ciudadanos, no por eso tendrían más derecho a hacerlo.

La pregunta es: ¿Debería el gobierno elaborar una ley que devolviera el sentido común a todos esos ciudadanos? ¿Verdad que sería vergonzoso? Pues así es.

Naturalmente, eso, como no mata, no hace falta prohibirlo.

Así estamos y así somos: Honrados, prudentes y sin educación ni sentido común.

miércoles, 5 de enero de 2011

¿Ignorantes? ¿Imbéciles? Impresentables.

Hay personajes en nuestra vida pública que son, sencillamente, impresentables. Por eso no es de extrañar que se generalice y que nuestros políticos lleven la fama que llevan: se lo ganan cada día, minuto a minuto. Aparte de ignorantes -que lo son-, imbéciles -que lo parecen-.

El alcalde de Valladolid, al que nadie conocía fuera de su ciudad, se hizo famoso por su vejatorio comentario hacia la actual ministra de Sanidad -otra que lo es y lo parece- y ahora no quiere bajarse de esa gloria mundana.

León de la Riva, el alcalde vallisoletano, ha indicado en declaraciones a la cadena Ser que lamenta que "se invite a los ciudadanos a denunciarse unos a otros" y ha explicado a los periodistas que "así empezaron cosas muy terribles en la historia de la humanidad, con denuncias de unos a otros, primero buscaban a los judíos, aquí denunciamos a los fumadores".

Al margen de que me parece una solemnísima tontería -otra más de la ministra Pajín- eso de pedir que los ciudadanos no fumadores denunciemos a los sí fumadores, las palabras de León de la Riva son muy graves, porque minusvalora lo que supuso el holocausto, intenta hacer un llamativo y a sabiendas polémico titular de prensa y, por consiguiente, se burla de los millones de víctimas del nazismo. Una tragedia histórica que no debería admitir bromitas ventajistas.

Buscaban a los judíos, los llevaban a campos de exterminio, los torturaban, los gaseaban y los enterraban amontonados en fosas comunes. Si de verdad cree el alcalde de Valladolid que ese es el espíritu de la ley antitabaco es que o es imbécil o tiene muy mala fe.

Las dos cosas son nefastas para un alcalde, porque avergüenza a sus conciudadanos. O debería.

Lo triste para la historia de la humanidad es que este tipo de personajes puedan sentarse en un sillón oficial y gobernar nuestros destinos.

martes, 4 de enero de 2011

La balsa de la Medusa.

Si yo fuera militante socialista estaría cortándome las venas. Por fortuna sólo soy un mero simpatizante, un mero votante o, como decían Les Luhiers, un simple mero. Pronto seré sólo un ex.

"Balsa de la Medusa". Théodore Géricault
Porque por mucho que nos duela a quienes hemos venido depositando nuestra confianza en esas cuatro siglas (en su día perdieron la O y ahora han olvidado la S) el gobierno de Rodríguez Zapatero no es ya un barco a la deriva, sino en pleno hundimiento. Y, con él, se hunde el partido y también puede naufragar la nación entera.

Incluso para Rubalcaba está empezando a ser demasiado tarde.

Por desgracia para los simpatizantes socialistas, y también para todos los españoles, tenemos el peor gobierno de los últimos 35 años. La debacle en las autonómicas y locales del próximo mayo deberían obligar a Zapatero a adelantar las elecciones generales a octubre de este mismo año. Pero la actuación del presidente me recuerda a la de esos iluminados que reúnen a todos los miembros de la secta para realizar un suicidio colectivo ante la inminente llegada del fin del mundo.

Y lo peor de todo, si es que fuera esto posible, es que en su partido no parece moverse nada. Cualquiera diría que están de acuerdo en inmolarse con su líder... para nada. El tiempo pasa deprisa y la caída va a ser estrepitosa.

Mientras tanto, el jefe de la oposición y futuro presidente del gobierno, sigue en su tumbona sin mover un dedo y diciendo perogrulladas como que para acabar con el paro hay que crear empleo. Naturalmente, el candidato no nos dice cómo. ¿Para qué molestarse teniendo en frente lo que tiene?

Rajoy caricaturizado por Peridis en El País
Mal dirigida, la fragata francesa Méduse naufragó frente a las costas africanas en 1816. En mitad del mar, un barco de la marina francesa avistó a los náufragos pero no los recogió. Los supervivientes fueron presas del hambre, la sed, la insolación y las enfermedades. Murieron muchos y sólo 15 lograron sobrevvir comiendo los restos de los cadáveres. Géricault inmortalizó este suceso en un lienzo titulado La balsa de la Medusa.

lunes, 3 de enero de 2011

2011: No hay lugar para la esperanza.

Me despedía del año pidiendo que dejáramos abierta una puerta a la esperanza. Aún no había terminado 2010 y ya dieron el primer portazo de la nueva década. Amanecí el nuevo año con una inmensa sensación de descorazonamiento.

Fuimos muchos los que dudamos de la fusión de TeleCinco y Cuatro, dos canales de televisión antagónicos que, precisamente por ello, no se hacían la competencia: en general, su audiencia era incompatible la una con la otra. Muchos recelamos de una fusión tan contranatura. Por simplificar podríamos decir que si Cuatro representaba la modernidad (con todos sus defectos), TeleCinco era la cutrez (con todas sus virtudes). Pekin Express contra Gran Hermano.

Debo decir que nunca fui un gran seguidor de la cadena Cuatro. Cada vez que, zapeando, intentaba ver algo siempre estaban con publicidad, y House, uno de sus buques insignia, siempre me pareció un pedante maleducado. Por eso cuando Iñaki Gabilondo se marchó a CNN+ lo seguí como lo había seguido desde los primeros tiempos del Hoy por Hoy en la Ser.

De CNN+ me gustaban los debates y las tertulias de José María Calleja y las tardes del Cara a Cara de Antonio San José. Me gustaban, sí: pasado. Porque lo primero que ha hecho la fusión de TeleCinco y Cuatro (¿absorción?) ha sido eliminar fulminantemente el canal CNN+.
 
Probablemente haya gente que lo ha celebrado: son los que opinan que la libertad de expresión sólo tiene un lado, los que no soportan la pluralidad, los que están reclamando un salvador de la patria. Pues bien, ya está aquí nuestro particular Berlusconi mediático: todos los canales de la TDT bajo la bota de la misma ideología: el neoliberalismo, el mercado.
 
Yo no me alegraría si desaparecieran Intereconomía o Libertad Digital, dos canales que apenas veo y cuyo ideario no comparto en absoluto, pero cuya contribución a la pluralidad no se me ocurriría menospreciar.
 
Los que decían que Zapatero había regalado licencias televisivas a sus amigos, ¿qué pueden decir ahora que, salvo la Sexta, todo es uniformidad neocon, tea party? En España sólo nos queda ponerle cara a ese gran defensor del mercado, nuestro nuevo salvapatrias. Y no es Rajoy.
 
Pero la mayor humillación es que en el mismo canal en el que podíamos sintonizar debates plurales, reportajes, documentales, tertulias, informativos... la fusión ha colocado en su lugar Gran Hermano 24 horas.
 
 Sabemos ya quien manda, ¿no?

No sólo los gobiernos pueden limitar la libertad de expresión. También El Mercado puede hacerlo. Y lo hace, como siempre lo ha hecho. Por desgracia, no hay lugar para la esperanza.