Llevamos ya muchos años (¿siglos?) que en España vamos de polémica en polémica, algunas necesarias, otras -la mayoría- absolutamente supérfluas, pero todas defendidas o atacadas como si nos fuera la vida (o algo más) en ello.
Con el mismo encono polemizamos sobre la cadena perpetua que sobre el tabaco, sobre el aborto que sobre el uso de las lenguas en el Senado. Unos acusan de estar en una constante cortina de humo que pretende ocultar la crisis. Los de enfrente justifican todo aduciendo, con razón, que un gran problema no debe impedir que se afronten problemas menores.
Y así como se sacan conclusiones poco meditadas con rapidez y pasión, las arrojamos al olvido inmediato con la misma rapidez pero con total indiferencia. Y a otra cosa.
Bombardeados por esta guerra mediática sin cuartel ni matices (blanco o negro, cara o cruz, izquierda o derecha, para todo), nos hemos convertido en marionetas incapaces de movernos por nuestros propios medios, de cortar los hilos, sentarnos con tranquilidad para pensar con un poco de sentido crítico. Y de sentido común.
Caducada prematuramente la polémica del tabaco (hasta la misma polémica apesta), la de esta semana es el uso de las lenguas de España en el Senado. Mi desconcertada opinión al respecto la escribo en un comentario del blog de Isabel y que resumiría en que el Senado no está en Madrid, sino en España. Y que cada cual saque sus conclusiones.
Pero, con toda mi ignorancia, yo me he puesto a pensar en lo que -dicen- nos duele: los euros. Dicen que el sistema de traducción simultánea de las lenguas de España cuesta 12.000€ por sesión. Y nos indignamos, claro, porque al parecer el sistema cuesta la friolera de 350.000€. En España se celebran cada año cientos de congresos internacionales que -todos ellos- precisan del servicio de intérpretes. Dudo que paguen esos precios desorbitados.
Y aún así, digo yo que, una vez realizada esta primera inversión, el mantenimiento no puede alcanzar una cifra preocupante. 350.000€ es probablemente la cantidad media de déficit que acumulan (¿semanalmente?) las televisiones autonómicas.
Pero dicen que cada sesión cuesta 12.000€. ¿En qué? ¿A dónde van? Dos intérpretes por cada una de las cuatro lenguas (tendrán que turnarse) sale a 1.500€ por intérprete y sesión. ¡Casi como un controlador aéreo! O son cifras falsas que nadie refuta o es una soberana estafa de la que nadie quiere dar explicaciones.
Pero les da igual nuestra resignación indignación. Dentro de una semana nos sacaremos los ojos y la lengua por cualquier otro tema... Y hasta la siguiente.
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