Posiblemente por una desmedida autoconsideración. Llegado a ese punto de su carrera en el que sus opiniones son tenidas en cuenta ciegamente por decenas de miles de personas fanatizadas, puede permitirse el lujo de decir cualquier cosa porque para su clientela su solvencia está fuera de toda duda.
Antepone sus filias y sus fobias, sus creencias, su ideología política, sus intereses particulares (o empresariales) a la verdad objetiva de los hechos, que son demostrables. Cree, por tanto, que sus lectores (o espectadores o radioescuchas) son unos pobres imbéciles dispuestos a tragarse cualquier mensaje sin el más mínimo sentido crítico.
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| Carlos Dávila, periodista |
Es lo que ha pasado hace unos días con Carlos Dávila, director de ese panfleto ultra llamado La Gaceta. Ha escrito:
"Zapatero, como Mubarak, está pegado al sillón del poder".
Si ha escrito esto porque así lo cree, está reconociendo que no tiene ni idea de lo que es la democracia, algo muy grave cuando se está pontificando día a día. Y si sabe que es la mentira que es, está engañando a sus seguidores; les está llamando a la cara bobos solemnes. Todavía, si cabe, mucho más grave.
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| Protestas contra Mubarak en El Cairo |
Porque por mucho que le duela a Dávila, la verdad verdadera es que Zapatero no lleva como Mubarak 30 años en el poder bajo un régimen autoritario en el que los ciudadanos no tienen la oportunidad de elegir de forma libre y democrática a sus gobernantes.
A estas alturas debería darnos vergüenza tener que recordar a un periodista de prestigio (generadores de opinión, se autoproclaman estos individuos endiosados) que en España las legislaturas duran cuatro años, que Zapatero ganó con once millones de votos las elecciones de 2008, y que por tanto le quedan trece meses para seguir al frente del gobierno con toda la legalidad y legitimidad que marca la Constitución. Por mucho que le duela al gacetillero.
Salvo que tampoco le guste este punto de nuestra Carta Magna.
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