miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Cinco millones de mudos invisibles?

Probablemente veamos sobrepasar la cifra de cinco millones asociada al número de parados. En febrero eran, oficialmente, 4.299.263 las personas desempleadas, más del 20% de la población activa.

En muchas ocasiones hemos podido escuchar la perplejidad que produce que esos datos no provoquen una revuelta social. ¿Son casi cinco millones de mudos invisibles? Si en cada comunidad autónoma se manifestaran los parados que viven en ella, nos encontraríamos con multitudinarias protestas que nos permitirían visualizar el terrible drama que viven muchas familias.

En Andalucía, casi un millón. En Madrid, casi medio millón. En Cataluña, más de 600.000. En Murcia casi 140.000. En la Comunidad Valenciana, más de medio millón. En Canarias... ¡el 24,1% ! [DATOS]  Y así hasta un total de 4.299.263 manifestantes que, con algún que otro familiar cada uno, podrían alcanzar los diez millones.

¿Dónde están que no levantan su voz?

- Muchos de ellos trabajando -me respondió con sorna mi interlocutor, ayer en un bar.

(Clic para agrandar la imagen)
Según pudimos saber la semana pasada gracias a un informe publicado en el último Cuadernos de Información Económica de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), la economía sumergida en España supone entorno al 17% del PIB. En términos de recaudación fiscal, el estudio pone de manifiesto que la economía sumergida genera una merma de ingresos fiscales, que estiman en el periodo 1989-2008 entre 30.845 y 32.735 millones de euros anuales de media al año.

En términos de recaudación fiscal, el estudio pone de manifiesto que la economía sumergida genera una merma de ingresos fiscales, que cifran en más de 32.000 millones de euros anuales de media.

En cuanto al efecto en el trabajo, el empleo sumergido estimado asciende a más de 4 millones.

Los autores del informe explican que esta cifra no implica que exista una cifra equivalente de personas que realizan su actividad laboral al margen de la economía oficial, ya que puede ocurrir que algunas de ellas trabajen tanto en el ámbito de la economía sumergida como oficial.

Está claro -y eso no merece discusión- que una persona tiene que trabajar en lo que le sale. Si lo que le sale pertenece a esa impresionante y vergonzosa economía sumergida, no lo va a rechazar porque el cuerpo propio y el de la familia pide comer a diario, y pagar la casa, y vestirse... Y todo ello a pesar de que verá totalmente suprimidos los más mínimos derechos laborales. Por eso, culpabilizar al trabajador ilegal sería injusto.

Pero lo que nos demuestra el informe de Funcas es que la cifra oficial de parados no se ajusta a la realidad. Algo que ya sabíamos todos en nuestras conversaciones en la barra de un bar.

Cuando nos escandalizamos por los casos de corrupción política, nos olvidamos que existe esa otra enorme corrupción sin iva. Talleres clandestinos que tienen secuestrada la dignidad del trabajador (ante la inoperancia de la inspección de trabajo); chapuzas a domicilio que después de clavártela por la chapuza te preguntan con iva o sin iva; ciudadanos honrados que preferimos pagar sin iva...

Sabemos que hay muchas familias que lo están pasando muy mal, que están perdiendo sus casas y que viven (sobreviven) con la angustia y con el miedo en el cuerpo. Por ellos, precisamente, es por lo que tenemos que acabar con esa corrupción.


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