viernes, 11 de marzo de 2011

Se trata de vender... Y qué bien nos conocen.

Ayer por la tarde fui al hiper a hacer la compra y -tal vez por la constante presión que se ejerce sobre nosotros los consumidores- me he fijado en los envases de algunos productos. Podríamos traer aquí decenas de ejemplos que demuestran cómo muchas empresas desprecian los valores de ahorro de energía y respeto por el medio ambiente. Es mucho más importante que sus productos estén bien a la vista, pues se trata de vender. Y nos conocen muy bien.

Esto que ven es un recambio de cabezales para el cepillo de dientes.

Observen lo que se podría ahorrar en el envase. Sobra más de la mitad de plástico y cartón. Y, además, cada cabezal lleva su propio embalaje.

También me compré un simple bolígrafo. En este caso sobraba más de dos tercios del total.

Cambiemos las bombillas clásicas por las de bajo consumo... ¿Han observado su embalaje?

Levantemos el pie del acelerador. Bajemos todos los días a reciclar los folletos del Carrefour, los botellines de cerveza, las latas de sardinas, nuestras botellas de agua, los tetrabriks de la leche...

Pero exijamos que los demás también hagan algo. Quiero decir: que no haya que prohibírselo por ley.

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